En Colombia, de acuerdo a cifras del Ministerio del Trabajo, se estima que hay en promedio 634.000 personas dedicadas a la labor doméstica. De estas, el 96 % son mujeres.
Todos los trabajadores, independientemente de su área laboral, tienen derecho a un ambiente de trabajo seguro y justo. Sin embargo, a menudo se pasa por alto este hecho en el sector de las trabajadoras domésticas.
A pesar de que estas trabajadoras pueden estar en una posición vulnerable, no deben ser objeto de discriminación o trato injusto. En Colombia, existen leyes que protegen a las trabajadoras domésticas y brindándoles derechos y garantías laborales.
DERECHOS Y DEBERES
Las trabajadoras domésticas deben tener es un contrato de trabajo por escrito, que establezca claramente sus términos laborales y sus derechos. Esto incluye el salario, el horario de trabajo, los días de descanso y las prestaciones sociales. Además, tienen derecho a afiliarse al sistema de seguridad social y recibir protección contra accidentes de trabajo – ARL.
Otro derecho fundamental es el acceso a condiciones laborales seguras e higiénicas. El empleador debe garantizar un ambiente de trabajo seguro, proporcionar los equipos de protección personal necesarios y garantizar el cumplimiento de todas las normas y reglamentos aplicables.
Las trabajadoras domésticas también tienen derecho a una jornada laboral justa y razonable, así como a períodos de descanso adecuados. No deben ser obligadas a trabajar más allá de sus horas de trabajo establecidas, a menos que se les pague una compensación adicional. El empleador también debe garantizar que las trabajadoras domésticas tengan acceso a comida y alojamiento adecuados, si corresponde.
En resumen, las trabajadoras domésticas tienen derechos y garantías laborales que deben ser respetados y protegidos. Como empleador, su responsabilidad es cumplir con estas leyes y garantizar que las trabajadoras domésticas reciban el trato justo que se merecen.